La capital noruega parece diseñada a medida para descubrirla en un fin de semana. Si quieres adentrarte de lleno en la ciudad, vete, tras aterrizar tu vuelo de Madrid a Oslo, a Karl Johans Gate. Es la arteria principal, donde se concentran sus tesoros arquitectónicos: el palacio Real, la catedral luterana, el Parlamento y las mansiones más elegantes de la burguesía. Aquí también están el estanque Spikersuppa, que en invierno se congela y hace las veces de pista de hielo, y el Gran Hotel, donde todos los años se hospeda el premiado con el Nobel de la Paz.
El centro de Oslo guarda otras joyas, como el edificio del Ayuntamiento y la fortaleza de Akershus, en cuyo interior verás su castillo, el museo de la Resistencia o el Monumento Nacional en honor de los caídos en la Segunda Guerra Mundial.
Pasea por la orilla del fiordo hasta el edificio de la Ópera, cuyo diseño se parece a un iceberg encallado en la orilla, y sube al tejado para ver Oslo desde otra perspectiva. Continúa visitando el museo Edvard Munch, donde contemplarás obras, grabados y dibujos de este genio expresionista. Si te quedan ganas de más, acude a la Galería Nacional, que guarda sus obras más famosas, como Chicas en el puente o El grito.
Termina tu fin de semana en Oslo paseando por Tjuvholmen, repleto de edificios con arquitectura de diseño, y visitando Vigeland, un impresionante parque que alberga más de 200 esculturas creadas por Gustav Vigeland. No te pierdas el monolito con 121 esculturas humanas esculpidas y enlazadas en un solo bloque.
Viajar a Oslo te adentrará en el ojito derecho del norte de Escandinavia. ¿Aún no has empezado a buscar vuelos?