Viajar a Montevideo es hacerlo a una de esas ciudades que puedes visitar sin hacer planes, y no precisamente porque falten cosas que hacer. Desde simples paseos relajantes a la orilla del río de la Plata hasta jornadas de ocio urbano en la avenida 18 de julio, Montevideo ofrece todo tipo de opciones para huir de la rutina en su núcleo urbano o relajarse profundamente en sus zonas verdes.
Entre el Obelisco y la plaza de la Independencia, pasando por todas las bocacalles de la arteria principal de Montevideo, se suceden todo tipo de negocios, locales y bares donde se puede hacer prácticamente de todo: ver una película, ir a una sesión de teatro, comer como marqueses, jugar a los bolos, comprar ropa de última moda y, lo mejor de todo, hablar con los montevideanos, gente amable donde las haya que te indicarán, con agrado, la dirección de los puntos de interés más cercanos.
Sólo por disfrutar de una conversación merece la pena reservar un vuelo a Montevideo, especialmente si te acompañan a dos espectáculos que no pueden faltar en una visita a la capital uruguaya que se precie: un partido de fútbol y una velada de murga. Y es que los montevideanos, además de amantes empedernidos del deporte rey, son unos artistas del canto coral con aire carnavalesco.
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